jueves, 8 de agosto de 2013
sábado, 3 de agosto de 2013
Cada célula es un naipe
*se sugiere este sonido en sus orejas.
Todo está frente a nuestros ojos, aún cuando no lo podamos ver. Quizás solo implique extender las manos y agachar el lomo. O hincarse ante lo sublime y expander las pupilas. No lo sé.
Pero en medio de este proceso, cuando un perro trae un naipe y lo deja en mi camino (en mi mente juguetona se leería un "lo dejó a mis pies") el gozo escapa de mi y se proyecta al infinito. Y ahí es cuando entiendo porqué la tierra es redonda. Misteriosamente redonda.
"La emoción más hermosa que podemos experimentar es lo misterioso. Es la emoción fundamental que está en la cuna de todo verdadero arte y ciencia. Aquel a quien esta emoción le es ajena, que ya no puede maravillarse y extasiarse en reverencia, es como si estuviera muerto, un candil apagado. Sentir que detrás de lo que puede experimentarse hay algo que nuestras mentes no pueden asir, cuya belleza y sublimidad nos alcanza sólo indirectamente: esto es la religiosidad. En esto sentido, y sólo en este, soy un hombre devotamente religioso"
Albert Einstein.
jueves, 1 de agosto de 2013
True Love Waits
Hoy presentamos: "patada ninja al pecho", por el pequeño Tom y sus secuaces.
I’ll drown my beliefs
To have your babies
I’ll dress like your niece
And wash your swollen feet
I’ll dress like your niece
And wash your swollen feet
Just don’t leave
Don’t leave
Don’t leave
I’m not living
I’m just killing time
Your tiny hands
Your crazy kitten smile
I’m just killing time
Your tiny hands
Your crazy kitten smile
Just don’t leave
Don’t leave
Don’t leave
And true love waits
In haunted attics
And true love lives
On lollipops and crisps
In haunted attics
And true love lives
On lollipops and crisps
Just don’t leave
Don’t leave
Don’t leave
Just don’t leave
Don’t leave
Don’t leave
Aprendiz
Aprender es desarmar el camino; es pisar fuerte la baldosa, esquivando escupidas, puchos y soretes; es agachar la cabeza y ver las ramas-refugio de los pajaritos; es abrir las pupilas e inundarse de viento y océano verde; es volverse gigante puertas adentro y que el pecho ya no contenga el volcán, la cama flotando en un charco de lava roja que termina en caída de mil metros.
Y es dejarse ir, de pie en medio del cauce bravo, ignorando si la turbulencia apenas despeina o mata despiadada (pero a quién le importa).
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