Pegando la curva del Miguelete
el ford Ka forzaba tristeza.
La luz era tan amarilla
y el asfalto abrazaba tan fuerte,
sin respirar,
que de aire se llenaron
los ojos
Las pupilas se vuelan.
Remonten la Tierra
¡ya!
Es momento de salir,
porque vibra la espina dorsal
y la musica solo sopla
aún más
y más.
Cantemos.
Solo el abrazo puede unir
las neuronas desgastadas.
Solo el abrazo puede ser
un salvavidas nocturno
en la distancia atroz.
Tengo las comisuras
llenas de sal
que hoy sabe añejo.
De explotar caprichos en la almohada
y confesiones en la ducha.
De criar cuervos.
Ciegos.
Persigo la lluvia.
Agua, que limpie las aceras
y me inunde el cerebro.
Otra vez.
Enjuago los ojos sin pensar
y brillo en el espejo.
Al fin,
todo es más fácil
y es lo que parece.
* Siento la distancia medida en palabras, en la fluidez del canal comunicativo. Aquellos que están más lejos pueden doblarnos la esquina mañana. El vecino puede ser un alien. Tus padres, hologramas.
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