"We can´t be beat", The Walkmen
I was the Duke of Earl
The Duke of Earl
But it couldn't last
I was the Pony Express
But I ran out of gas
Golden dreams
Golden dreams
All lose their glow
I don't need perfection
I love the whole
Give me a life
That needs correction
Nobody loves
Loves perfection
Loneliness
Loneliness
Will run you through
All the kids are laughing
I'm laughing too
If you want my eyes
Take my eyes
They're always true
If you want my heart
Take my heart
It's right here for you
It's been so long
Been so long
But I made it through
It's been so long
Been so long
But I made it through
It's been so long
We'll never leave
We can't be beat
We can't be beat
We'll never leave
We can't be beat
The world is ours
We can't be beat
We can't be beat
martes, 29 de enero de 2013
lunes, 28 de enero de 2013
Alicia aún vive aquí.
"—Perdón —le dije al entrar, y me tiré en la cama desvencijada y me puse
a llorar. El se acostó en su cama y apagó la vela. Silbaba suavemente.
Después vi que había luna llena, una luz blanca y lechosa que se colaba
por la ventanita. La vista de la luna solía apaciguarme. Dante silbaba
una canción que habíamos compuesto a medias; la llamábamos “Alice
Springs blues”. Mi locura nocturna se fue diluyendo en un bienestar
físico que ascendía lentamente desde la punta de los pies; era un efecto
habitual del silbido de Dante, pero ahora la presencia de la luna llena
producía variantes nuevas; como desdoblado en varias personalidades
simultáneas podía observar sin angustia mi propia angustia, podía sin
extrañarme observar mi propio sentimiento de extrañeza; y ese pequeño
núcleo de extrañeza y angustia comenzaba a expandirse y a establecer
contactos multidimensionales en el espacio y en el tiempo; se reforzaba
diluyéndose, prolongándose tentacularmente hasta rodear la inmensa
esfera del mundo; y mi circunstancia actual, esa penuria de un uruguayo
asfixiado en un pueblo de ingleses y de indios, rodeado por un desierto
infranqueable, se diluía en otra circunstancia, otra penuria que se
remontaba al origen de los tiempos, a la soledad de los dioses, a la
lenta evolución de las especies, a la vida que como una enfermedad iba
extendiéndose sobre la endeble corteza de una esfera llena de metales
hirvientes; y aparecía la imagen de mis bisabuelos, que cruzaron
caprichosamente como yo el océano y se establecieron porque sí,
cumpliendo una ley secreta que jamás llegaron a intuir, en un punto
cualquiera de la esfera inerte que se va enfriando mientras gira y
gira; y mis abuelos, cumpliendo con los ritos heredados, afirmándose
como plantas en ese pedazo de tierra, sufriendo sin darse cuenta,
fabricando sin darse cuenta una raza nueva de monstruos despavoridos; y
mis padres, sometidos ciegamente a la misma ley, trabajando con
precisión cronométrica para apuntalar a su manera el gigantesco edificio
de una mitología absurda; mientras mi abuelo todavía respondía al
llamado imperioso, insolente, de la sirena del taller, cada madrugada,
mi padre viajaba viajes eternos en ferrocarril hasta el centro de la
ciudad y allí se mantenía de pie durante ocho horas junto a uno de los
millares de mostradores de una tienda inmensa, de nombre pretencioso,
atendiendo las exigencias de clientes exasperantes sin sospechar que mi
madre iba a parir un monstruo dolorido y acusador que rompería esa
cadena del transcurrir automático y abriría los ojos para inaugurar el
sufrimiento consciente de una raza… Ahora mi cuerpo parecía flotar
levemente, apenas separado unos centímetros del camastro, como
sostenido por el colchón de aire del subido de Dante y la atracción
magnética de la luna, y sobre la pantalla blanca de mis párpados
cerrados se proyectó la imagen de mí mismo en los años de infancia: un
niño delgado y cauteloso que dialogaba a solas en el jardín del fondo,
esperando con toda la paciencia del mundo el fin de aquella tutela
insoportable, permitiendo con falsa resignación que la familia jugara
con él como con un muñeco de trapo, mientras él secretamente le
arrancaba la cabeza a las muñecas de trapo que lo herían con el olor
insoportable de un género impregnado de erotismo; un niño que
secretamente comía de la tierra del jardín que sus manos delicadísimas
le servían en una cucharita de plata robada de la cocina, bajo las ramas
repletas de flores de azahar que también lo enloquecían con un perfume
que exigía respuestas que él ignoraba."
Alice Springs (El Circo, el Demonio, las Mujeres y yo). Mario Levrero.
Alice Springs (El Circo, el Demonio, las Mujeres y yo). Mario Levrero.
domingo, 27 de enero de 2013
AvefeniS
Tengo la tinta fresca y un puñal listo para retorcerte las tripas.
Tengo el ojo certero y la mente limpia de humo espeso.
Tengo días con más horas, minutos y eclipses de sol, con pasto fresco y guerra de caracoles.
Tengo cien mil razones válidas para todo, pero 71 argumentos para rebatirlas.
Tengo un quiosco para atender cuando quiera, pero no ganas de vender caramelos.
Tengo perros, tengo gato, tengo 5 polacos y un globo terráqueo donde conteo países.
Tengo mucho más que antes. Mucho más que ayer.
Pero no tengo a quien contárselo.
Busco unas orejas hoy.
Tengo el ojo certero y la mente limpia de humo espeso.
Tengo días con más horas, minutos y eclipses de sol, con pasto fresco y guerra de caracoles.
Tengo cien mil razones válidas para todo, pero 71 argumentos para rebatirlas.
Tengo un quiosco para atender cuando quiera, pero no ganas de vender caramelos.
Tengo perros, tengo gato, tengo 5 polacos y un globo terráqueo donde conteo países.
Tengo mucho más que antes. Mucho más que ayer.
Pero no tengo a quien contárselo.
Busco unas orejas hoy.
martes, 22 de enero de 2013
Desperado
Desperado, why don't you come to your senses?
You been out ridin' fences for so long now.
Oh, you're a hard one,
But I know that you've got your reasons.
These things that are pleasin' you,
Can hurt you somehow.
Don't you draw the queen of diamonds, boy,
She'll beat you if she's able.
Know the queen of hearts is always your best bet.
Now it seems to me, some fine things,
Have been laid upon your table.
But you only want the things that you can't get.
Desperado, oh, you ain't gettin' no younger:
Your pain and your hunger, they're drivin' you home.
And freedom, oh freedom,
Well, that's just some people talkin'
Your prison is walking,
Through this world all alone.
And don't your feet get cold in the winter time?
The sky won't snow, the sun won't shine
It's hard to tell the night time from the day
You're loosin' all your highs and lows
Ain't it funny how the feeling,
Goes away?
Desperado, why don't you come to your senses?
Come down from your fences, and open the gate
It may be rainin', but there's a rainbow above you,
You better let somebody love you,
You better let somebody love you,
You better let somebody love you,
Before it's too late.
You been out ridin' fences for so long now.
Oh, you're a hard one,
But I know that you've got your reasons.
These things that are pleasin' you,
Can hurt you somehow.
Don't you draw the queen of diamonds, boy,
She'll beat you if she's able.
Know the queen of hearts is always your best bet.
Now it seems to me, some fine things,
Have been laid upon your table.
But you only want the things that you can't get.
Desperado, oh, you ain't gettin' no younger:
Your pain and your hunger, they're drivin' you home.
And freedom, oh freedom,
Well, that's just some people talkin'
Your prison is walking,
Through this world all alone.
And don't your feet get cold in the winter time?
The sky won't snow, the sun won't shine
It's hard to tell the night time from the day
You're loosin' all your highs and lows
Ain't it funny how the feeling,
Goes away?
Desperado, why don't you come to your senses?
Come down from your fences, and open the gate
It may be rainin', but there's a rainbow above you,
You better let somebody love you,
You better let somebody love you,
You better let somebody love you,
Before it's too late.
Cancion compuesta originalmente por "The Eagles" pero secuestrada para siempre por el viejo sabandija este. Vibra, abajo y arriba, mucho mas arriba de lo que es posible alcanzar.
*A veces, llorar es lo mas feliz.
lunes, 21 de enero de 2013
El fin del Mundo es el inicio del Universo
El objetivo pasa por encender un fuego.
Arrimar leña filosa de monte y un colchón de piñas.
Soltar un fósforo cabeza dura en flamas.
Y esperar.
A que el calor derrita los polos -hoy una Antártida flota en mi cerebro-.
Luego, bajo la nieve ahora encharcada, escarbar en busca de pastito verde, tozudo de enraizar el pedregullo. Este frío congela. Detiene. Pero no mata.
Va siendo hora de ser.
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