martes, 11 de junio de 2013

13


Siempre que algo muere, otro "algo" nace.

De los despojos de un ser humeante y chamuscado, solo puede surgir un nuevo fuego germinal, rojo furia, desequilibrado en su equilibrio brillante. Y una vez de pie, el camino se ofrece sabroso en su rugosidad.

Sólo existe la vida, es decir el cambio.



lunes, 10 de junio de 2013

Dziękuję

Esto debe sonar de fondo mientras usted lee. Es una orden sugerida.

Gracias. Gracias años. Gracias Joha. Gracias fé.
Gracias Oso, gracias Joao, gracias papá, mamá, Tati, abuela Nelly, abuela Marianna, Tata. Gracias Rufo, gracias Seba, gracias Adri. Gracias Tavo, gracias Pablito, tía Tere, tío Julio, madrina, Padrino, padrina. Gracias Carmela, siempre. Gracias Mati, gracias Nani. Gracias scouts, gracias escuela 14, gracias liceo 16 y gracias Safa. Gracias Cedi. Gracias ingeniería. Gracias teatro gigante y números enormes.
Gracias plaza, gracias botánico, gracias fútbol. Gracias insectos. Gracias charcos de turismo y campitos de verano con frascos. Gracias primos.
Gracias Arteaga. Gracias campamentos, Arequitas, solís y Paso Severino. Gracias fuego, gracis Fuego, gracias FUEGO. Y gracias agua, ríos, arroyos, océano. Gracias por no dejarme ver ese fondo.
Gracias montaña, gracias bosque, gracias pájaros. Muchas gracias Arachania. Gracias marihuana, gracias whisky y vodka compartida de a 4. Gracias lsd y el centro de mi universo. Gracias limonero, ciruelo y damasco. Muchas gracias jacarandá. Gracias huerta, rúcula, menta y pepinos. Gracias Héctor y tu cigarro. Gracias Rafa y tu garage de vida. Gracias viejo Mañana y tu esquina. Gracias Cholo. Gracias feria y tu feriante charlatán.
Gracias chorro de agua fría. Gracias campamentos y carpas y toldos bajo el cielo. Gracias Daniel, gracias Adriana, gracias por pasarlo. Gracias estrellas. Gracias lluvias, miles de lluvias. Gracias Pink Floyd y las otras lluvias. Gracias Thom Yorke. Y gracias Paul, John, George y Ringo. Gracias los Buenos. Gracias Lucio. Gracias Sensei. Gracias Juan.
Gracias Kerouac. Gracias Hank. Gracias Mario. Gracias Mario por ayudar. Gracias colores, muchas gracias colores.
Y gracias Vivaldi y tu amigo Max por devolverlo. Sano y salvo. Donde fuera que estuviese.

Up

¿Cómo sería flotar más alto? 
¿Cómo hacer para agarrasre al piso cuando solamente quiero dejarme ir, subir más y más?
¿Cómo hacer cuando el único límite soy yo mismo?; son mis propias posibilidaes (¿o debería decir habilidades?) para seguir subiendo las que cuentan.
Ya no quiero tierra abajo de las neuronas, solamente un cielo de nubes para saltar y moldear las formas que me gustan. Quiero ese cielo para surcarlo de punta a punta. Para tomarme todo el  aire de la estratósfera y congelarme los pulmones de felicidad. 
No hay más fronteras de las que yo me impongo. No hay más razones que las que no me doy. 

Dodes'ka-den

Hay que imaginarse sentado en un tren, el paisaje filtrado por el vidrio sucio. Afuera, montañas de pasto con destino de vaca y dentro, montañas de gente con vacas como destino. Encerrados como vacas, apretados como vacas. Los ojos redondos y sin expresión, mirando al frente, a la nuca más próxima. Hay que entretenerse contando los pelos de esa nuca, o evaluando los años del traje por el color del cuello de la camisa. Hacer un juicio social, de clase, profesión y carácter.
Armar un mundo en la cabeza y explotarlo cuando suena el timbre de la parada. Y ahí si, dar un paso afuera, hacia lo desconocido.
Nadie está más muerto que aquel que no sueña, porque sus ojos son de cemento y pesan; y sus ideas se arrastran como babosas hasta morir tumbadas del esfuerzo.
No existe nada más vivo que un sueño, porque la sangre no es roja pero flota y se sacude liviana a través del ser.

Soylent Green

Quizá todo sea aún peor de lo que podemos ver. O pensar. 
Hay tantas cosas pasando allá afuera de las que ni siquiera podemos tener noción. Somos alimento de alimento de alimento, y al final de la cadena alguien engulle este sabroso bocado.
La humanidad es un bolo alimenticio desvitaminizado, homogeneizado, pasteurizado, bien light. Y una boca ansiosa devora la carne casi muerta para obtener energía y continuar moviéndose en la misma dirección.
La cadena de producción es esa; esta es nuestra revolución industrial. Somos engranajes de una gran maquinaria que solo nos conduce a nuestra propia muerte, infalible e implacable.
Y nadie lo ve; o nadie quiere verlo.
Entonces, cuando un humano se da cuenta de lo que pasa, es expulsado inmediatamente del sistema. Un engranaje de dientes pulidos, que ya no encastra con los otros, mohoso, putrefacto. Que detendría el movimiento constante, el flujo de producción para generar moho, humedad y hasta pasto. Y nadie, ni nada, escucheme bien, puede detener a la máquina.

lunes, 3 de junio de 2013

Joao y el silencio

Joao, no los escuches. Vení, dejalos.
Dejá que ladren, dejalos.
No podés responder a todos. Son muchos, un número interminable, infinito. Muchos más que vos, o yo. No les ladres. Dejalos ser. Dejalos.
Sentate. Echate acá, junto a mi ventana. No escuches, no prestes atención. Todos te van a buscar, todos quieren tu furia, esa rabia de espuma blanca. Ellos quieren que respondas, quieren sentirte fuera de control. Quieren escucharte ladrar enajenado, correr como un poseso. Enfurecer.
Quieren que seas uno de ellos, uno más del coro nocturno. Gritandole al encierro y a la luna; a las sombras y a la paranoia. A la vida.
Dejalos, no digas nada.
Nunca podrás ladrarles a todos; si uno se calla, tres nuevos agitan más allá. La manzana es de ellos, el barrio resuena de su monotonía. Y se alimentan unos a otros en su guerra por el espacio.
Dejalos.
No podés pasar tus días respondiendo a lo que otros dicen. Son demasiadas batallas diarias, y te vas a cansar antes de poder ganar siquiera una parte.
No te agota correr toda la tarde por el mismo surco trazado en el pasto? 
No escuchás cómo ladra triste el del fondo, encerrado en su patio de 3x3? 
Ya no cansa saltar en los mismos sitios tratando de ver quién te ladra del otro lado de la pared?

Dejalos. Que agoten su garganta en avisos furiosos. Que se desmiembren de raspar contra el ladrillo. No respondas. No los escuchemos.
Ladrarán por siempre, y nosotros tenemos que aprender a templar el silencio.